sábado, 26 de noviembre de 2011

Lucian Freud / Holland Park




El estudio de Lucian Freud en Holland Park es un espacio mítico,  restringido para todos salvo para un selecto grupo de retratados.
Al cineasta Tim Meara se le concedió acceso a filmar lo que se convertiría en su cortometraje, pequeños gestos en habitaciones desnudas.
 Tim Meara creó la película durante seis meses, entrevistando a miembros del círculo interno de Freud y revelando momentos de sus historias como "retratos silenciosos", con  voz del novelista Francis Wyndham. Durante el rodaje lo impensable sucedió: Freud aceptó aparecer en cámara, impulsado por la memoria de las rapaces que solía tener en la terraza de su estudio de Delamere  en los años 40. Durante media hora, el pintor permitió ser filmado caminando a lo largo del canal,  con un cernícalo encaramado en su brazo.

lunes, 14 de noviembre de 2011

La muerte es, por así decirlo, descartada


"Plaza Congreso"- óleo s/ tela- 1.00 x 1.00 m - Claudia Martínez
"En una votación parlamentaria todo cuanto hay que hacer es verificar la fuerza de ambos grupos en un lugar y momento determinados. No basta con conocerla de antemano. Un partido puede tener trescientos sesenta delegados y el otro sólo doscientos cuarenta: la votación sigue siendo decisiva en tanto instante en que se miden realmente las fuerzas. Es el vestigio del choque cruento, que cristaliza de diversas maneras, incluidas amenazas, injurias y ena excitacion fisica que puede llegar a las manos, incluso al lanzamiento de proyectiles. Pero el recuento de votos pone fin a la batalla."

"La solemnidad de todas estas operaciones proviene de la renuncia a la muerte como instrumento de decisión. Con cada una de las papeletas la muerte es, por así decirlo, descartada. Pero lo que ella habría logrado, la liquidación de la fuerza del adversario, es escrupulosamente registrado en un número. Quien juega con estos números, quien los borra o falsifica, vuelve a dar lugar a la muerte sin darse cuenta."

"Nadie ha creído nunca de verdad que la opinión de la mayoría en una votación sea también, por su mayor peso, la más sensata. Una voluntad se opone a otras, como en una guerra; cada una de estas voluntades está convencida de tener la razón y la sensatez de su parte; es una convicción fácil de encontrar, que se encuentra por si sola. El sentido de un partido consiste justamente en mantener despiertas esa voluntad y esa convicción. El adversario derrotado en la votación no se resigna porque deje de creer en sus derechos, simplemente se da por vencido".

Elias Canetti, Masa y poder, en Obra Completa 1, Barcelona, Debolsillo, 2005, p. 220, 22 y 221.

domingo, 13 de noviembre de 2011

carne sin luz - patricia mercado

49.
ninguna luz
puede
con tanta desnudez
58.
orilla
del dolor,


la boca.


luna
sin alfabeto,


el beso

Patricia Mercado ( Buenos Aires 1962)
Licenciada en Psicología Social ( Universidad CAECE).
Redactora Revista Campo Grupal.
Publica su columna Tránsitos desde 2009.
Miembro del Comité de Redacción Revista Tierra y Escritura. Psicología Social hoy.
Docente en Facultad de Psicología. UBA.
Publicó, junto a Walter Vargas, Diccionario de equívocos ( Alción 2004).


"Desnudo con pierna verde"- óleo s/ tela -2006- Claudia Martínez

Un poemario sin aferramientos a las convenciones, palabras semillas, cargadas de potencia que por los ojos entran y en la boca saben. La carne humana pertenece a la oscuridad de la vida orgánica que se hace oir en el cuerpo a partir de sobresaltos. Poemas conmovedores, despojagos de todo artificio, desnuda aquí la palabra.
Carne sin luz es un libro sostenido en fluidos que transcurren en una geo-botánica-zoo-grafía inserta en las vicisitudes del cuerpo, en la húmeda palpación de la materia donde se encuentran los nombres. Y al lado del pasaje, aquello que “inmóvil/ espera/ sin/ orilla”. Hay, en los poemas de Patrica Mercado, sangre que “se derrama/ sobre la idea/”, y donde dice idea leo herida: la idea como corte, la cicatriz como escitura.
Daniel Calmels


11 de Noviembre de 2011 - Presentación de "carne sin luz"- Patricia Mercado- Daniel Calmels - Marcelo Percia

viernes, 11 de noviembre de 2011

Oskar Kokoschka

Retomo por estos días la reflexión que me propuso el pensamiento de Frank Awerbach hace un tiempo:
" Para crear un documento visual, tiene que existir un conflicto entre lo que uno quiere y lo que realmente existe”.
Desnudo de pie, 1953, lápices de colores - Oskar Kokoschka

Oskar Kokoschka (Pöchlarn, 1886 - Montreux, 1980)
Suscribo a la idea de Freud, de El malestar en la cultura,  donde sostiene "El ser humano no es un ser manso, amable, a lo sumo capaz de defenderse si lo atacan, sino que es lícito atribuir a su dotación pulsional una buena cuota de agresividad"*, y considero la necesidad de incorporar este aspecto a nuestra perspectiva.
La aspiración a un mundo en el cual se haya superado esta dimensión nos lleva por un camino errado y a no reconocer el caracter contingente de lo hegemónico. 
 La ceguera respecto del antagonismo no es nueva. Una visión idealizada de la sociabilidad humana, como impulsada por la empatía y la reciprocidad ha estado en el fundamento del pensamiento contemporaneo. La violencia y la hostilidad son percibidos como un fenómeno arcaico, a superar en una comunicación transparente entre participantes racionales.
 No son muchos los proyectos sobre una base antropológica que reconozcan el carácter ambivalente de la sociabilidad humana y el hecho de que eros y thanatos, reciprocidad y hostilidad, no pueden ser disociados. Probablemente la creencia de un concenso racional universal nos haya puesto en un camino equivocado y  se trataría ahora de generar ámbitos de práctica agonista*, aceptando como siempre presente la dimensión antagónica en condicones reguladas, democráticas,  aceptadas por los adversarios. Existen muchas maneras en las cuales puede jugarse el "juego de lenguaje" democrático, y la lucha agonista debería introducir nuevos sentidos y campos de aplicación para que la idea de democracia se radicalice. Este sería la manera de desafiar efectivamente las relaciones de poder, no en la forma de una negación abstracta, sino mediante un proceso de desarticulación de las prácticas existentes y de la creación de nuevos discursos e instituciones. En este sentido, se niega la posibilidad de una política democrática no adversarial y se es crítico de aquellos que -por ignorar la dimensión de "lo político"- reducen la política a un conjunto de pasos supuestamente técnicos y de procedimientos neutrales.



En este punto es que pienso en Kokoschka. En un comienzo, él como Schiele, se rindieron a la influencia de la idea del arte estilizado y del ideal de la obra artística integral. En 1908 comenzó a romperse ese hipotético consenso, atacando la ideología de una universal armonía formal, sutituyéndola por un radicalismo insospechado hasta entonces. En Kokoschka las cosas sencillas devienen abismales y mórbidas, siendo presentadas en su desnuda dimensión animal. El fondo se transforma en algo que ya no puede acoger a las figuras, sino que las hace avanzar hacia el espectador. Su obra constituye un estudio y análisis de aspectos existenciales del vivir, como erotismo, caducidad, enfermedad y muerte. Eros y Thanatos constituyen su tema.
En los términos antes descriptos, se reinstalaba el conflicto y como consecuencia de ello surgian  estas pinturas que siguen hablandonos de una humanidad controvertida, imposible de ser sujetada en una idealidad.
Arte degenerado fue la expresión adoptada por el régimen nazi en Alemania para describir virtualmente el arte moderno y prohibirlo en favor del llamado «Arte heroico» La teoría era la siguiente: el arte heroico simbolizaba el arte racial puro, la liberación de la deformación y la corrupción, mientras que los modelos modernos desviaban de la norma prescrita de la belleza clásica. Los artistas racialmente puros produjeron el arte racial puro, y los artistas modernos, racialmente inferiores o degenerados, producían obras degeneradas.
 La pregunta inevitable  ¿como hoy la idealidad?
Una respuesta posible, entre tantas: la posmodernidad, y esta es una de sus pocas peculiariddes intrínsecas, depone el conflicto y lo suplanta por la ironía.
Despoja de significación los objetos
que cita porque no hay una historia donde los pueda integrar o dotar de sentido.
Todo es pastiche y citas para la parodia descontextualizada. El espacio se banaliza y se lo neutraliza politicamente, excluyendo el conflicto, siempre en nombre del pluralismo. 
Las formas artísticas no son solo aquello que estamos acostumbrados a asociar con la belleza sensible. En un clima social polarizado, agonista*, también puede ser un terreno de reciprocidad y hostilidad, tanto en lo artístico como en lo político.

*1 Sigmund Freud, El malestar en la cultura, en Obras Completas, vol. XXI, Buenos Aires, Amorrortu, 1988, p. 108
*2 Chantal Mouffe, En torno a lo político, buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2007
Eros y Psique, 1955 - Oskar Kokoschka
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