miércoles, 25 de julio de 2012

otras grafías II

Flores, hojas, tallos y semillas dejan sus marcas.
Maravillosa alquimia que nos permite extraer colores y texturas de la naturaleza.
En mi balcón reposan hermosos atados que abriré en unos días y que seguramente serán para sorprenderme y maravillarme por las grafías que estas hermosas  hojas han dejado en mis telas para siempre. Gracias Luciana Marrone, como siempre aportandome la información necesaria para meterme en estos veriscuetos de los tintes naturales. Gracias India Flint, tu libro fue de inmensa inspiración para mí, mi incapacidad de leer inglés hizo que lo imaginara a través de las hermosas imágenes de tu libro pero mis resultados fueron regulares. Luciana me aportó lo que me faltaba para seguir adelante.



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sábado, 21 de julio de 2012

tramar, tramas y tramados

tramar:
1. tr. Atravesar los hilos de la trama por entre los de la urdimbre, para tejer alguna tela.
2. tr. Disponer o preparar con astucia o dolo un enredo, engaño o traición.
3. tr. Disponer con habilidad la ejecución de cualquier cosa complicada o difícil.
4. intr. Dicho de los árboles, especialmente del olivo: florecer.

Me gusta este concepto. La idea de entramado, de la construcción trabajosa, de enredo que requiere de astucia y habilidad.
Viendo este hermoso textil antiguo se impuso en mi la necesidad de reflexionar sobre esta acción, la de entramar. Probablemente por ser una práctica recibida como herencia, de manos de las mujeres de mi familia.
 ¿En que radica el goce de esta tarea?, ¿cuál es su singularidad?.

Cuando hoy se habla de estas prácticas y se visualiza a tanta  mujer sumergida y postergada por generaciones no puede sino pensarse como una actividad enajenante. La atribución de roles por entonces le adjudicaba a la mujer el sostén de lo doméstico, cocinar, limpiar, coser, remendar.  Algo de otro orden debió colarse en esa urdimbre  que las retuvo en esa práctica,  también algo que les dió la oportunidad de liberarse.
Siempre estuvieron las que se atrevían a más, pero eran las menos.
No ha sido cosa fácil, ni lo es para  cada mujer desenredar esa difícil trama de la femineidad. Ciertamente requiere de trabajo, astucia y hasta traición. Uno debe traicionar expectativas y mandatos que jamás cumplirá para construir esa soledad donde cultivar para que florezcan los mejores deseos.
Si, ahora las mujeres queremos tener las manos libres para hacer lo que más nos guste. He aquí, que en este camino de transitar el deseo, encuentro entre las mías un lienzo, una aguja, lanas de colores y una ilusión, la de que hay algo que puede ser alcanzado por mi intención.

Claudia Martínez
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