En 1549 los portugueses construyeron una ciudad
fortificada con núcleo en lo que hoy se conoce como Pelourinho. El nombre
proviene de un instrumento de tortura, una madera a la que se ataba a los negros
para golpearlos en público.
Este barrio es testimonio de una época de
prosperidad de la nobleza colonial en la que se construyeron las casonas e
iglesias que ahí pueden verse. Con el tiempo, se fue
transformando en el barrio más miserable de la ciudad, las casas se convirtieron en
conventillos.
Mucho de ello se advierte allí más allá de que pretenden que los
colores cuenten otra historia.
Declarado
Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1985 se inicia un proceso de
restauración del barrio. Es increíble pero toda esta historia está ahí, se
percibe, palpita, se muestra y se esconde al compás del latido de los tambores.
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