en la tarea de convencer a la lengua de que reciba bien a esa cosa temblorosa que hemos encontrado por ahí, entre trastos rotos y en penumbras, como resto silencioso.
propiciando cierta extranjería que nos habilite a demorarnos.
YA NO, muestra fotográfica. Imágenes capturadas durante una performance realizada en el marco de las Jornadas "Estar en común sin comunidad" en la Facultad de Psicología, Cátedra Grupos II, en 2016, a la que concurrí oficiando de fotógrafa invitada por Patricia Mercado.
MAQUINA DE DESTRUCCIÓN
MAQUINA: ARTIFICIO/CREACIÓN
para aprovechar, dirigir o regular la acción de una fuerza.
Puesta a pensar en una máquina pienso
en el goce, en esa fuerza de
destrucción a la que llamamos goce, que contra lo reconocido nos habita.
Compulsiva, autodestructiva, superyoica,
estúpida en su circuito repetitivo interminable. Impulso irresistible de
retorno a lo real.
La opción fundamental es entre dos
pulsiones de muerte dice Zizek.
Lámina tenue la que separa esta doble
opción.
Contra la compulsión a gozar la
pulsión de muerte constituye el gesto opuesto.
Como siempre, la elección es entre lo malo o lo peor…
La primera opción apuesta a la destrucción de obstáculos para la realización de buenas intenciones,
directamente en relación a ideales.
Pero al decir del Lacan, un acto
ético, involucra por definición un movimiento “más allá del
bien”.
El único modo de salvarse de la pulsión de muerte
superyoica, consiste en abrazar la pulsión de muerte en su versión destructiva,
en su versión atravesamiento del fantasma. Solo se cuenta con la propia pulsión de muerte y esto requiere de la disposición a
aceptar la completa destitución.
Un acto auténtico es un gesto de
redefinición total, desencadena las fuerzas de la negatividad y va contra los
fundamentos de nuestro ser.
La pulsión de muerte tiene que hacer
su trabajo para que la creación simbólica ocurra. Vaciar para que aparezcan
esos objetos que no son más que el vacío de la cosa, donde la negatividad asume
existencia positiva.
La creatividad es la única forma de
reconquistar lo real perdido al ingresar al mundo del lenguaje.
Como el universo simbólico tampoco
puede cerrar la brecha con lo real, la creatividad también tiene su aspecto
alienante, no hay creación sin alienación.
La salida de la determinación
significante y su efecto letal se realiza por la vía del deseo del Otro, no es “salirse” del Otro para obtener no se que
libertad, sino entrar por la vía de su deseo. La libertad como separación del
Otro es locura.
En el mejor de los casos, se trataría de un esfuerzo desesperado de huir
de la inmortalidad, de las garras de la vida eterna.
Decir “ya no”, nacer bastardos mortales.
CM.
CM.
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