martes, 6 de agosto de 2024

La niebla también es un coloide


Día de niebla en Buenos Aires.
 Retomo la imagen que me dejó la frase de Guillermo David "lengua en estado coloidal" a propósito de la voz de los malones que se hacía escuchar en las pampas allá por  mil ochocientos y pico, donde sabemos no había un desierto. Mistura de la lengua colonial y la lengua mapuche: "lengua de la tierra", mapudungún, mapuzungún o también llamado araucano.
La niebla también es un coloide. Aloja en si dos o más fases que adquieren un particular estado de agregación. La raíz griega de la palabra coloide es "Kolas", significa: "que puede agregarse" ( de ahí cola). Los elementos en cuestión tienen tendencia a mantenerse unidos a implicarse. Palabras, lenguas y materia que se aproximan y mezclan.
La ciencia dice que las partículas de la fase dispersa en una solución coloidal son muy pequeñas, menores de un micrómetro. ¡Pura desproporción! de eso también sabemos.
Estas, se encuentran dispersas, sin unirse a las moléculas del disolvente. Aún así, al reposar no precipitan, no sedimentan, tampoco pueden filtrarse. Se dice que las partículas coloidales son lo suficientemente pequeñas para que su comportamiento esté controlado por las fuerzas de interacción entre ellas y no por efectos macroscópicos como el de la fuerza de gravedad. Misteriosa fuerza la de estas diminutas.

Pienso en la lengua insurgente, poética, inestable, que busca nombrar el desierto, que no cesa de alcanzar bordes donde hace marca, cuerpo, para ser leída. En su potencia, en su capacidad de relaciones, en su generosa vitalidad. También en sus estragos, en su no va de suyo. En la necesidad de tomar la palabra y jugar el juego responsablemente porque nos va la vida en ello.
Deseando devenir pienso entonces en la infancia, en esa de la que habla Agamben, que no puede buscarse antes e independientemente del lenguaje, en sus formas que nos habilitan nuevos inventos para que la vida se mueva, para crear por fuera de lo que repite, para que el silencio nos hable y nuestra existencia se conmueva.

Vasija construida con arcilla recolectada en el campo, en tierras de Calfulcurá

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