martes, 28 de septiembre de 2010

"Sin pan y sin trabajo" / 6 de Octubre de 2010 - 19hs- Centro Cultural Verdi

 "Sin pan y sin trabajo - E. de la Carcova" - 2010 - óleo s/ tela - Claudia Martínez
"Sin pan y sin trabajo" es un cuadro conmovedor. Afecta.
En la historia de la pintura se encuentra a veces extrañas profecías, que no fueron creadas como tales por los pintores. Podría decirse que lo visible tiene su propia pesadilla.
Una de las cosas que más me gusta del cuadro de De la Carcova, es el clima, hay un aire gris que rodea a los personajes, en contraste con cierta luminosidad que enfatiza alguna expectativa, que encuentro sumamente expresivo. Dice Berger, la luz en un cuadro hace su propia aparición, es imposible pintarla, surge como resultado de las relación de sus elementos.
Mi primeras preguntas al cuadro fueron: ¿porque?, ¿que hace ese hombre ahí sentado mirando atrás de una ventana?, ¿era un obrero?, ¿era un campesino?... Pensé en pintarlo saltando por la ventana.
Después la mirada fue hacia la mujer, dolorosa.
Me resistí a afrontar este trabajo conceptualmente, ¿Que pondríamos hoy afuera?, ¿que habría adentro?, ¿que roles jugarían hombre y mujer?.... Me incliné por lo pictorico, dejando que la misma escena siga hablando por si misma.
Dice John Berger: "la gente confunde  optimismo y eperanza y preguntan ¿sos optimista?. El optimismo es un cálculo, hecho  a la luz de datos colectados. Es lo que hacen los inversionistas.  La esperanza es algo muy diferente. Es una respuesta hecha en la oscuridad. ¿A qué? no estoy seguro que podamos saberlo, pero es una respuesta hecha a oscuras. Vivimos tiempos oscuros pero tal vez se nos olvida que muchas otras épocas han sido oscuras, lo cual no ha extinguido todas las luces. Las luces continúan."

sábado, 25 de septiembre de 2010

Reapropiaciones de "Sin pan y sin trabajo" / CARLOS ALONSO: "Con pan y con trabajo"


En 1929, dos años después de la muerte de De la Carcova, nacía Carlos Alonso, en Febrero, en Mendoza.
Alonso, también dialoga con De la Carcova.
Intertextualidad / reinterpretación. 
Una palabra evoca otra palabra, un personaje evoca a otro personaje.
 En la intertextualidad, no se trata de que la individualidad del hablante esté representada en los enunciados, sino que el enunciado se percibe como la manifestación de una concepción del mundo, la del hablante/pintor, mientras hay otra concepción, que está ausente, pero que participa en el diálogo. Nos pone en contacto, muchas veces con elementos que trascienden esa comunidad, evocan un pueblo, una época, una circunstancia.
*Barthes  aclara que la intertextualidad no tiene relación con la antigua noción de fuente o influencia, puesto que todo texto ya es un intertexto; en niveles variables, otros textos se encuentran insertos en un texto bajo formas más o menos reconocibles, es decir, los textos pertenecientes a la cultura del texto previo y aquellos de la cultura del entorno.  Barthes  se refiere a lo intertextual como lo que hace al texto; en otras palabras, lo que funda al texto no es un significado cerrado, interno, que se puede explicar, sino la apertura del texto a otros textos, otros códigos, otros signos (de aquí que este autor sostenga que deberíamos hablar de partidas de significado, no de llegadas).  


Hatim y Mason , en estudios recientes, siguen sosteniendo que la intertextualidad es una precondición para la inteligibilidad de los textos, lo que implica la dependencia de un texto como una entidad semiótica de otro texto previo. Sin embargo, la referencia intertextual, en vez de evocar una imagen, puede excluirla, parodiarla o significar su exacto opuesto.
Fairclough y Wodak  coinciden en postular que el concepto de intertextualidad está siempre conectado a otros discursos que se produjeron antes, como también a aquellos que se produjeron sincrónica y posteriormente. En este sentido, el concepto de intertextualidad adquiere características socioculturales y contextuales*.
*Aproximaciones al análisis intertextual del discurso científico: Juana Marinkovich /Ricardo Benítez -Revista Signos.

viernes, 24 de septiembre de 2010

"Sin pan y sin trabajo" - ERNESTO DE LA CARCOVA - ( 1866-1927)

1892 - 1893 - Oleo sobre tela - 125,5 x 216 cm. Colección Museo Nacional de Bellas Artes, Buenos Aires
Sin pan y sin trabajo es uno de los hitos principales de la historia del arte de los argentinos. Esta exquisita pintura pertenece a la escuela realista, no sólo porque en ella veamos claramente personajes reales, sino porque ese movimiento tuvo su origen en la revolución industrial y las profundas mutaciones económicas y sociales que nacieron a su luz en el siglo XIX. El arte necesitó entonces dejar detrás las fantasías románticas, tanto como la exaltación del pasado clásico griego y romano.
 
Sin pan y sin trabajo parece nacida de las manos de un pintor que pasea hoy por nuestras calles, no tal vez en su forma o en su estilo, que responde a cánones que ya se han dejado de soslayo, sino por lo que nos dice, por la situación que plantea, por la coyuntura social que demarca claramente. Lo mismo hemos dicho en otra oportunidad de la vigencia dolorosamente significativa de las obras de Antonio Berni.

Sin pan y sin trabajo fue paradójicamente comenzada a pintar no en una coyuntural Argentina sumida en su crisis política y social, sino en Roma, cuando su autor tenía sólo 25 años. La terminó hacia fines de 1893 en Buenos Aires. Fue exhibida por primera vez en 1894, en la segunda exposición de El Ateneo. Es una expresión cabal de sus convicciones socialistas y una consecuencia del naturalismo de sentido social, y de la predilección por los temas de la vida popular. (Extractado de Agenda de Reflexión).

Sin pan y sin trabajo, obra de Ernesto de la Cárcova. Óleo sobre tela, 125×216 cm. Actualmente en el Museo Nacional de Bellas Artes, Buenos Aires

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