miércoles, 27 de marzo de 2024

Voy



Voy, vuelvo, a lo inexistente, a lo imposible de ver. Me arrojo al terruño de lo inacabado buscando reconocer el tiempo de la infancia aún alojado en mi cuerpo.

Campo, llanura, mi paisaje, su materialidad infantil, la tierra.

La compañía de mi madre, su desbordada vitalidad silente.

Territorio ensoñado.

Llevo la pregunta por los muertos, por el dolor de sus ausencias, sus duelos. Recojo fechas, relatos y en la orilla de la laguna algo de barro que se entrega a la mano.

Los animales del lugar, toros, vacas y sus crías me rodean ni bien inicio la recolección. Difícil discernir si es su curiosidad amistosa la que me recibe o es su celo territorial el que me rechaza. Me atemorizan.

Me alejo con un pequeño trofeo: barro, alguna foto, algunas asociaciones rápidas y preguntas abiertas para otra campaña.

Confirmo que es con restos, detritus libidinales, con los que hay que hacer la tarea siempre. 

Pero, ¿por qué buscarlos en un pantano, en esa orilla donde lo que es del agua, de la tierra y del cielo interactúan tan frenéticamente; donde lo que vive y lo que muere forma parte de una misma cosa?

¿Para reafirmar esta experiencia de ser en el filo de lo que es y no? ¿o para verificar una vez más que se trata de hacer algo con el difuso origen y la materialidad de lo posible?. Tal vez, en pos de nuevas imágenes para imaginar o para sitiar un nuevo mojón desde el que poder tensar un nuevo relato cada vez que sea necesario.

Ahora, ese, es un lugar en el que puedo afirmar que estuve, el tiempo convocado  fue el mio y si había algo para ser usado como nombre propio lo llevé en mis manos todo el camino de vuelta hasta mi taller. Después tamizé, limpié, puse en condiciones tal materia, le solicité y entregué, vi  aparecer la forma y resultó cuenco, uno más, alojando ese pequeño espacio que no es propio ni ajeno, que no está vacío ni lleno, que reserva y ofrece.











1 comentario:

  1. Anónimo27/3/24

    Me impacts mucho este texto aunque conocía el relato, la búsqueda del tiempo en el propio cuerpo en el paisaje del pantano donde la tierra, el cielo y el agua componen algo frenético. Y esos animales acechando mientras vos con el barro en las manos, otro frenesí. Y esas fotos ..los cielos...el barro...tu mamá...vis amasando esas firmas que contienen, gestan, alojan, guarda, ni vacías ni llena, enmismadas.Hermoso Clau, gracias amiga. mMir kriger

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